A pesar de que en la conferencia de prensa que dio, para contestar las preguntas que apaciguaran el interés que suscita un premio de esta categoría, declaró no considerarse un académico, Le Clézio, “ha ejercido y ejerce todavía la docencia en universidades de México, Londres, Perpiñán, Bangkok, Boston, Austin y, actualmente, en Alburquerque, en el estado norteamericano de Nuevo México”.
Domina perfectamente, además del suyo materno, el idioma inglés y el español, y así lo demostró en la misma conferencia al responder las preguntas, en la misma lengua en que eran formuladas, cuando los idiomas se trataban de cualquiera de estos tres.
Un Nobel viajero
Esta última semana, presentando su última novela Ritournelle de la faim, había declarado: “Escribo novelas porque no soy capaz de escribir mis memorias. Cuando escribo novelas cambio de personalidad, la novela te permite convertirte en otro; es magnífico, meterte en la piel de otra persona, de otro sexo”. Muestra de su nomadismo y de su forma de escritura que incorpora voces de todo el mundo, dijo: “Hay que seguir leyendo novelas porque son un gran sistema para entender el mundo, un modelo que no es esquemático y que por eso permite hacerse preguntas”.
Pero el reciente Nobel, no se considera un viajero: “No viajo mucho. Voy a un lugar y me quedo allí un tiempo”, aclaró con simpatía. Distinguido y de aspecto joven, comento que su “pequeña patria es la isla Mauricio”; “No soy un exilado, tal vez un nómada, por razones económicas”; “La lengua francesa es mestiza, la cultura francesa es un lugar de encuentro”; “Escribir es escuchar el ruido del mundo y viajando se escucha mucho mejor”.
El extranjero
El exilio es uno de los temas constantes en su obra: “La condición de extranjero hoy nos define como humanos, pese a que vivimos en sociedades en las que el hogar, las fronteras y las leyes sociales son importantes”, señalaba hace poco en otra entrevista. “Lo que se llama mundialización, es el invento de un ser humano nuevo que supera las fronteras y se comunica de diversas maneras nuevas. Un extranjero es alguien que puede imaginar los otros mundos y puede trasladarse a otras civilizaciones”. Como explica el portal de noticias, “en su opinión, no existe choque de culturas en el mundo actual, sino un poder central industrial y tecnológico al que se resisten las diversas culturas”, y citando a Le Clézio: “Ese enfrentamiento responde al esfuerzo por sobrevivir”.
A la pregunta sobre qué libro suyo recomendaría contestó que podría ser “Pavana” editado en 1992, porque, corresponde a una lucha desarrollada en México, integrando un grupo de gente, contra la empresa Mitsubishi, “que quería instalar una fábrica de sal en una zona donde las ballenas grises acuden a parir. Y conseguimos impedirlo”, dijo con seria satisfacción.
Acerca de su adscripción o no, a cierta corriente literaria respondió categórico: “Soy tan sólo un escritor, que es un testigo, nada más. No pertenezco a ninguna corriente”. Sobre la actual crisis de los mercados bursátiles internacionales no expresó demasiado, pero le permitió liberar cierta ironía que flotó en otras preguntas en una broma franca: “Tengo poco que ver con los bancos, aunque estoy un poco endeudado”.